La prohibición de las redes sociales a los menores de 16 años en Australia contada en 20 puntos.
1.- Es una novedad mundial
El Gobierno Australiano aprobó el 28-11-2024 una nueva ley denominada ley de enmienda de seguridad online, aquí tenéis el texto:
Esta ley estableció una edad mínima para el uso de las redes sociales a los 16 años y una obligación para los proveedores de redes sociales a tomar medidas razonables para evitar que los usuarios con menos de 16 años tengan una cuenta.
En este enlace tenéis la explicación de la ley:
2.- Las razones del Gobierno Australiano.
El Gobierno Australiano encargó un estudio en el que descubrió que el 96% de los niños australianos de entre 10 y 15 años, utilizaban las redes sociales y que 7 de cada 10 habían sido expuestos a contenidos nocivos, como material misógino y violento, así como contenido que promovía trastornos alimenticios y el suicidio.
1 de cada 7 también informó haber experimentado comportamientos de acoso por parte de adultos o niños mayores, y más de la mitad dijeron que habían sido víctimas de acoso online.
3.- La protección de la salud y bienestar de los menores
El Gobierno Australiano afirma que la prohibición de las redes sociales es necesaria para proteger la salud mental y el bienestar de los niños y adolescentes australianos, ya que creen que los riesgos de las redes sociales, como el ciberacoso, el contenido nocivo y los depredadores online, superan sus ventajas.
4.- ¿Quién lidera esta propuesta?
Quien lleva adelante esta propuesta es la ministra de comunicaciones Anika Wells, quien dijo que se mantendrán firmes junto a los padres y no de las plataformas.
5.- ¿Cuándo entra en vigor?
Entrará en vigor el 10-12-2025, por tanto, ese día las redes sociales que el Gobierno Australiano ha incluido en la prohibición, deberán tomar medidas razonables para:
a.- Desactivar todas las cuentas para los usuarios menores de 16 años.
b.- Evitar la creación de nuevos perfiles por parte de menores de 16 años.
6.- ¿Y si los progenitores quieren crear una cuenta para su hijo menor de 16 años?
Los progenitores no pueden dar su consentimiento para que sus hijos menores de 16 años puedan crear un perfil.
7.- ¿Cuáles son las 3 condiciones para decidir en qué redes se aplica la prohibición?
Se aplicarán las restricciones de edad en las redes sociales que cumplan tres condiciones específicas:
a.- El único propósito o un propósito significativo de éstas sea permitir la interacción social online entre dos o más usuarios finales.
b.- El servicio permita a los usuarios finales enlazar o interactuar con algunos o todos los demás usuarios finales.
c.- El servicio permita a los usuarios finales publicar materiales.
8.- ¿Cuáles estarán prohibidas?
El Gobierno de Australia ha publicado una lista que no es fija sino dinámica, puesto que se puede ampliar:
En este momento éstas son las redes sociales prohibidas a menores de 16 años:
- Facebook .
- Kick .
- Reddit .
- Threads .
- TikTok .
- Twitch .
- X (anteriormente Twitter).
- YouTube .
9.- ¿Cuáles no están prohibidas?
En este momento son estas:
- Discord .
- Google classroom .
- Lego Play.
- Roblox .
- Steam y Steam Chat .
- YouTube Kids .
10.- ¿Cómo funcionará la verificación de la edad en las redes sociales?
Esto dependerá de cada plataforma, pero solicitar simplemente la fecha de nacimiento no puede ser la única forma de verificación de la edad.
Además los métodos utilizados por las redes sociales prohibidas, deben cumplir con los requisitos de los reguladores y respetar las leyes de privacidad y los derechos digitales.
11.- Los indicios de que el titular del perfil es menor de 16 años
Las redes sociales analizarán datos y otras señales relacionadas con la edad de los menores, que pueden ayudar a determinar si alguien es menor de 16 años, como por ejemplo:
- Cuánto tiempo ha estado activa una cuenta.
- Si el titular interactúa con menores de 16 años.
- El análisis del nivel de idioma y del estilo utilizado por el titular de la cuenta y las personas con las que interactúan.
- Las verificaciones visuales, como el análisis de la edad facial de las fotos y vídeos del titular de la cuenta.
- El análisis del audio, como la estimación de la edad de la voz del titular de la cuenta.
- Los patrones de la actividad como si coincide con los horarios escolares.
- Las conexiones con otros usuarios que sean menores de 16 años.
- Si son miembros de grupos, foros o comunidades centradas en los jóvenes.
12.- ¿Se eliminarán las cuentas de los menores de 16 años?
Existen varias opciones en función de cada red y que son:
a.- permitir antes de eliminar la cuenta, descargar todas las fotos, vídeos y mensajes.
b.- poner la cuenta en espera para cuando el menor cumpla 16 años.
c.- eliminar directamente la cuenta.
Parece que los adolescentes podrán recuperar el acceso a sus cuentas cuando cumplen 16 años, sin que se borre el contenido.
13.- Tengo más de 16 años pero la red dice que soy menor de 16, ¿qué hago?
Los adolescentes mayores de 16 años que han sido erróneamente señalados como menores de 16 años, tendrán que pasar por un proceso de revisión para poder acreditar el error frente a la red social.
14.- Las críticas a la ley
Aunque la prohibición tiene como objetivo proteger a los menores de los daños de las redes sociales, también se dice que puede aislar a los grupos de menores que dependen de las redes sociales para conectarse entre ellos y que la prohibición puede empujarlos a espacios menos regulados de Internet.
Los defensores de la privacidad y la libertad en Internet también sostienen que su implementación puede hacer más daño que bien.
Ahora bien, es significativo qué opina UNICEF Australia sobre la prohibición de las redes sociales:
«… Si bien es genial que hablemos más de mejorar el mundo online para los jóvenes, UNICEF Australia cree que los cambios propuestos no solucionarán los problemas que enfrentan los jóvenes online. Las redes sociales tienen muchas cosas buenas, como la educación y mantenerse en contacto con amigos. Creemos que es más importante hacer que las plataformas de redes sociales sean más segures, que estamos incluyendo las opiniones de los jóvenes cuando hablamos con el gobierno sobre hacer que los espacios online sean lo más seguros posible …”.
15.- ¿Hay políticos en Australia que están en contra?
Así es, la posición en contra está liderada por John Riddick que es miembro del Parlamento de Nueva Gales del Sur y presidente del Proyecto Libertad Digital, que apoya un recurso frente al Tribunal Supremo contra esta prohibición.
El señor Riddick dice que la prohibición es desproporcionada y que deberían ser los padres quienes decidan qué es bueno para sus hijos y no el gobierno.
16.- La primera demanda de dos menores en contra de la ley
Dos jóvenes australianos ya han presentado procedimientos que impugnan esta prohibición y que son Noah Jones y Macy Neyland de 15 años, que han declarado estar decepcionados con un gobierno perezoso que prohíbe a los menores de 16 años en lugar de invertir en programas para ayudar a los niños a estar seguros en las redes sociales:
17.- Las alternativas para evitar la prohibición
Desde el uso de una VPN para enmascarar el sitio desde la que se accede a la red social y simular que el usuario está fuera de Australia, hasta la complicidad de los progenitores o de los hermanos mayores o personas que darán acceso a los menores a una cuenta ya verificada.
También otros expertos aconsejan el uso de inteligencia artificial para simular una edad superior o disfrazarse con máscaras para simular tener más edad.
Incluso hay quien plantea que se cambien los datos de los menores por el de los padres, como en el caso de los influencers, para mantener los perfiles a nombre de los progenitores.
18.- Las multas
Australia ha puesto el foco de la responsabilidad en las empresas y por tanto no penalizará a los progenitores o a los menores que incumplan la ley, ya que se trata de proteger a los menores y no castigarlos o aislarlos.
Esto significa que las redes sociales deben impedir que los menores de 16 años tengan cuentas, porque si no se arriesgan a recibir multas de hasta 33 millones de dólares EE.UU. (28 millones euros).
19.- Consejos a los progenitores
Es evidente que las conexiones que permiten las redes sociales son valiosas para los jóvenes y pueden ser su principal comunidad y grupo de apoyo en el que se encuentran sus amigos.
Ante esta evidencia el gobierno de Australia aconseja que el rol ideal de los adultos es escuchar, validar y apoyar a los adolescentes durante este período, ya que para los jóvenes esto puede significar perder gran parte de su mundo y será difícil de soportar.
El gobierno Australia ha publicado unos consejos para los progenitores con menores de 16 años afectados por la prohibición, que seguramente sentirán una variedad de emociones, como estar molestos, preocupados, frustrados o tristes:
Aquí están algunos consejos:
- Liderar este proceso con empatía, haciendo saber que entendemos sus sentimientos.
- Preguntar cómo utilizan actualmente las redes sociales.
- Hablar de la nueva ley y lo que significa.
- Explicar que las restricciones son para protegerlos, no castigarlos.
- Hablar sobre el tipo de riesgos que la ley pretende ayudar a evitar, que incluyen pasar demasiado tiempo en las pantallas y estar sobreexpuestos a contenidos negativos y daños, lo que puede afectar a su bienestar.
- Concentrarse en lo que todavía pueden hacer online y fuera de línea.
- Asegurar que siempre pueden acudir a los progenitores o a otro adulto de confianza para hablar sobre sus preocupaciones.
20.- La declaración de compromiso con los derechos del menor
Por último, compartimos la declaración de compromiso con los derechos del niño del gobierno de Australia:
La prohibición de las redes sociales a los menores de 16 años en Australia contada en 20 puntos.
La prohibición de las redes sociales a los menores de 16 años en Australia contada en 20 puntos.
1.- Es una novedad mundial
El Gobierno Australiano aprobó el 28-11-2024 una nueva ley denominada ley de enmienda de seguridad online, aquí tenéis el texto:
Esta ley estableció una edad mínima para el uso de las redes sociales a los 16 años y una obligación para los proveedores de redes sociales a tomar medidas razonables para evitar que los usuarios con menos de 16 años tengan una cuenta.
En este enlace tenéis la explicación de la ley:
2.- Las razones del Gobierno Australiano.
El Gobierno Australiano encargó un estudio en el que descubrió que el 96% de los niños australianos de entre 10 y 15 años, utilizaban las redes sociales y que 7 de cada 10 habían sido expuestos a contenidos nocivos, como material misógino y violento, así como contenido que promovía trastornos alimenticios y el suicidio.
1 de cada 7 también informó haber experimentado comportamientos de acoso por parte de adultos o niños mayores, y más de la mitad dijeron que habían sido víctimas de acoso online.
3.- La protección de la salud y bienestar de los menores
El Gobierno Australiano afirma que la prohibición de las redes sociales es necesaria para proteger la salud mental y el bienestar de los niños y adolescentes australianos, ya que creen que los riesgos de las redes sociales, como el ciberacoso, el contenido nocivo y los depredadores online, superan sus ventajas.
4.- ¿Quién lidera esta propuesta?
Quien lleva adelante esta propuesta es la ministra de comunicaciones Anika Wells, quien dijo que se mantendrán firmes junto a los padres y no de las plataformas.
5.- ¿Cuándo entra en vigor?
Entrará en vigor el 10-12-2025, por tanto, ese día las redes sociales que el Gobierno Australiano ha incluido en la prohibición, deberán tomar medidas razonables para:
a.- Desactivar todas las cuentas para los usuarios menores de 16 años.
b.- Evitar la creación de nuevos perfiles por parte de menores de 16 años.
6.- ¿Y si los progenitores quieren crear una cuenta para su hijo menor de 16 años?
Los progenitores no pueden dar su consentimiento para que sus hijos menores de 16 años puedan crear un perfil.
7.- ¿Cuáles son las 3 condiciones para decidir en qué redes se aplica la prohibición?
Se aplicarán las restricciones de edad en las redes sociales que cumplan tres condiciones específicas:
a.- El único propósito o un propósito significativo de éstas sea permitir la interacción social online entre dos o más usuarios finales.
b.- El servicio permita a los usuarios finales enlazar o interactuar con algunos o todos los demás usuarios finales.
c.- El servicio permita a los usuarios finales publicar materiales.
8.- ¿Cuáles estarán prohibidas?
El Gobierno de Australia ha publicado una lista que no es fija sino dinámica, puesto que se puede ampliar:
En este momento éstas son las redes sociales prohibidas a menores de 16 años:
9.- ¿Cuáles no están prohibidas?
En este momento son estas:
10.- ¿Cómo funcionará la verificación de la edad en las redes sociales?
Esto dependerá de cada plataforma, pero solicitar simplemente la fecha de nacimiento no puede ser la única forma de verificación de la edad.
Además los métodos utilizados por las redes sociales prohibidas, deben cumplir con los requisitos de los reguladores y respetar las leyes de privacidad y los derechos digitales.
11.- Los indicios de que el titular del perfil es menor de 16 años
Las redes sociales analizarán datos y otras señales relacionadas con la edad de los menores, que pueden ayudar a determinar si alguien es menor de 16 años, como por ejemplo:
12.- ¿Se eliminarán las cuentas de los menores de 16 años?
Existen varias opciones en función de cada red y que son:
a.- permitir antes de eliminar la cuenta, descargar todas las fotos, vídeos y mensajes.
b.- poner la cuenta en espera para cuando el menor cumpla 16 años.
c.- eliminar directamente la cuenta.
Parece que los adolescentes podrán recuperar el acceso a sus cuentas cuando cumplen 16 años, sin que se borre el contenido.
13.- Tengo más de 16 años pero la red dice que soy menor de 16, ¿qué hago?
Los adolescentes mayores de 16 años que han sido erróneamente señalados como menores de 16 años, tendrán que pasar por un proceso de revisión para poder acreditar el error frente a la red social.
14.- Las críticas a la ley
Aunque la prohibición tiene como objetivo proteger a los menores de los daños de las redes sociales, también se dice que puede aislar a los grupos de menores que dependen de las redes sociales para conectarse entre ellos y que la prohibición puede empujarlos a espacios menos regulados de Internet.
Los defensores de la privacidad y la libertad en Internet también sostienen que su implementación puede hacer más daño que bien.
Ahora bien, es significativo qué opina UNICEF Australia sobre la prohibición de las redes sociales:
«… Si bien es genial que hablemos más de mejorar el mundo online para los jóvenes, UNICEF Australia cree que los cambios propuestos no solucionarán los problemas que enfrentan los jóvenes online. Las redes sociales tienen muchas cosas buenas, como la educación y mantenerse en contacto con amigos. Creemos que es más importante hacer que las plataformas de redes sociales sean más segures, que estamos incluyendo las opiniones de los jóvenes cuando hablamos con el gobierno sobre hacer que los espacios online sean lo más seguros posible …”.
15.- ¿Hay políticos en Australia que están en contra?
Así es, la posición en contra está liderada por John Riddick que es miembro del Parlamento de Nueva Gales del Sur y presidente del Proyecto Libertad Digital, que apoya un recurso frente al Tribunal Supremo contra esta prohibición.
El señor Riddick dice que la prohibición es desproporcionada y que deberían ser los padres quienes decidan qué es bueno para sus hijos y no el gobierno.
16.- La primera demanda de dos menores en contra de la ley
Dos jóvenes australianos ya han presentado procedimientos que impugnan esta prohibición y que son Noah Jones y Macy Neyland de 15 años, que han declarado estar decepcionados con un gobierno perezoso que prohíbe a los menores de 16 años en lugar de invertir en programas para ayudar a los niños a estar seguros en las redes sociales:
17.- Las alternativas para evitar la prohibición
Desde el uso de una VPN para enmascarar el sitio desde la que se accede a la red social y simular que el usuario está fuera de Australia, hasta la complicidad de los progenitores o de los hermanos mayores o personas que darán acceso a los menores a una cuenta ya verificada.
También otros expertos aconsejan el uso de inteligencia artificial para simular una edad superior o disfrazarse con máscaras para simular tener más edad.
Incluso hay quien plantea que se cambien los datos de los menores por el de los padres, como en el caso de los influencers, para mantener los perfiles a nombre de los progenitores.
18.- Las multas
Australia ha puesto el foco de la responsabilidad en las empresas y por tanto no penalizará a los progenitores o a los menores que incumplan la ley, ya que se trata de proteger a los menores y no castigarlos o aislarlos.
Esto significa que las redes sociales deben impedir que los menores de 16 años tengan cuentas, porque si no se arriesgan a recibir multas de hasta 33 millones de dólares EE.UU. (28 millones euros).
19.- Consejos a los progenitores
Es evidente que las conexiones que permiten las redes sociales son valiosas para los jóvenes y pueden ser su principal comunidad y grupo de apoyo en el que se encuentran sus amigos.
Ante esta evidencia el gobierno de Australia aconseja que el rol ideal de los adultos es escuchar, validar y apoyar a los adolescentes durante este período, ya que para los jóvenes esto puede significar perder gran parte de su mundo y será difícil de soportar.
El gobierno Australia ha publicado unos consejos para los progenitores con menores de 16 años afectados por la prohibición, que seguramente sentirán una variedad de emociones, como estar molestos, preocupados, frustrados o tristes:
Aquí están algunos consejos:
20.- La declaración de compromiso con los derechos del menor
Por último, compartimos la declaración de compromiso con los derechos del niño del gobierno de Australia:
La caja de bombones de Forrest Gump y las recompensas aleatorias.
Mamá siempre decía que la vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar. Esta frase se hizo famosa gracias a la película Forrest Gump protagonizada por Tom Hanks allá por el año 1994, cuando el protagonista invita a una chica que está sentada en un banco en Savannah a coger un bombón de una caja, mientras Forrest está esperando el autobús.
Esta anécdota nos sirve para hablar de las recompensas aleatorias y su relación con la adicciones digitales que tanta preocupación están generando en nuestra sociedad pues que se han convertido en un grave problema de salud pública, y para ello hablaremos de un psicólogo estadounidense denominado B. F. Skinner, que se hizo famoso con un experimento consistente en encerrar en una caja a una paloma en cuyo interior había una palanca que si era pulsada, el animal obtenía comida.
Inicialmente cada vez que el animal apretaba la palanca, la caja le daba una cantidad igual de alimento, con lo que éste presionaba el mecanismo, obtenía la comida y ahí terminaba el experimento, pero Skinner empezó a probar que sucedía con el comportamiento de la paloma cuando la recompensa al pulsar la palanca variaba cada vez y se convertía en imprevisible, es decir que cuando pulsaba la palanca obtenía comida pero de forma aleatoria, a veces le daba alimento y no siempre en la misma proporción y en otras ocasiones no.
Lo que descubrió Skinner es que cuando el resultado de pulsar la palanca no era previsible para la paloma sino totalmente aleatorio, el animal perdía el control y no paraba de presionar con independencia de la cantidad de comida que le proporcionaba, por lo que al resultado de su experimento Skinner lo denominó el sistema de recompensa variable.
Si nos llevamos el ejemplo del mundo animal a nuestro mundo digital, vemos que las máquinas tragaperras, los videojuegos y las redes sociales han incorporado este tipo de tácticas sutiles consistentes en ofrecernos recompensas aleatorias, inesperadas o imprevisibles, que crean en los usuarios una sensación de incertidumbre que hace que algunas personas reaccionen jugando de forma compulsiva y no puedan dejar de hacerlo, lo que convierte un simple juego en una peligrosa adicción.
Esta es una estrategia muy pensada por los diseñadores de tecnología que sirve para reforzar un determinado tipo de conducta y así el jugador empieza a jugar de una forma fácil y muy amigable para, poco a poco, irse enganchando a ella, siendo curioso que el usuario cree en todo momento que él controla a la tecnología y no al revés y no solo eso sino que está convencido que en cualquier momento recibirá su recompensa en forma de puntos, cofres, dinero, etc.
La respuesta humana ante este tipo de estímulos tiene que ver con el hecho que la tecnología se ha diseñado para conseguir la activación rápida de la dopamina, que es un neurotransmisor asociado con el placer, la recompensa y la motivación, por lo que aquí podríamos cambiar la frase de Forrest y afirmar sin rubor que la tecnología no es como una caja de bombones, pues sus diseñadores sí que saben en todo momento el bombón que nos va a tocar y no siempre nos llega en forma de agradable dulce de chocolate, sino como adicción a la tecnología digital y a veces como grave problema de salud digital.
El mayor riesgo de los hijos en internet somos nosotros los progenitores.
A ninguna madre o padre con dos dedos de frente se le pasaría por la cabeza enseñar a los hijos pequeños a ir por primera vez en bicicleta desde lo alto del puerto de la Bonaigua, con la bicicleta más cara del mercado y de buenas a primeras decir a los hijos, con la carretera helada y de noche: “Venga chicos, la vida es dura y esta experiencia os hará fuertes, ya podéis bajar solos”, y que a resultas del descenso, después de pasar por el hospital a reparar piernas y brazos rotos, los progenitores extraigan conclusiones educativas y expliquen a sus hijos precisamente cómo no deben ir en bicicleta y, sobre todo, den toda la culpa a los menores, que ya deberían haber conocido todos los peligros de circular en bicicleta, todo y que era la primera vez que lo hacían.
Parece claro que cualquier madre o padre como los que lean estas cuatro líneas, habría actuado de forma radicalmente contraria, preparando la primera salida en bicicleta con los hijos con unas sesiones teóricas sobre cómo funciona una bicicleta, los riesgos más habituales y también las oportunidades de ir en bicicleta.
Otro día y con bicicletas de cuatro ruedas adaptadas a su edad, haremos la primera vuelta, caminando con ellos al lado, poco a poco, por un sitio seguro, advirtiéndoles de los peligros para así más adelante y -ahora sí con bicicletas de dos ruedas -ir corriendo a su lado o seguramente con otra bicicleta haremos la primera salida todos juntos.
Estos progenitores -como titulares que son de la patria potestad de los hijos menores- son plenamente conscientes de que no podrán ir toda su vida corriendo junto a sus hijos previniéndoles de todos los peligros -desde semáforos que mudan de color hasta peatones descuidados que cruzan sin mirar o coches que cambian de sentido sin intermitente-, ya que a menos que aprovechemos las actividades ciclísticas de los pequeños para entrenarnos a su lado para correr ultra maratones, habrá algún momento que como hemos hecho nosotros antes, ellos irán solos en bicicleta.
Por tanto, para prepararlos para ese momento, nuestra labor educativa como titulares que somos de la patria potestad, más que comprar bicicletas seguras y cascos de buena calidad –que también–, supondrá entrenarlos conjuntamente con la escuela y toda la comunidad educativa, para que detecten por sí mismos –y no con la madre y el padre al lado como un radar que no se calla avisando de los peligros– las situaciones de riesgo que seguro que se encontrarán cuando vuelvan solos en bicicleta.
Progenitores y escuela educaremos a los menores para que sepan que no pueden bajar por un puerto de montaña de noche sin luces, ni dar vueltas con una rueda con poco aire, o que si ven un hoyo en medio del camino de la carretera estén atentos para reaccionar y esquivarlo a tiempo, ya que no nos pasa por la cabeza que los menores lo aprendan todo sobre el fascinante mundo de la bicicleta a base de coscorrones y porrazos, a modo de ensayo y error y dejando rastro en su cuerpo de las heridas.
Las madres y los padres no podemos dar herramientas que pongan a nuestros hijos en peligro -como hacemos cuando les compramos un móvil de última generación y lo ponemos en manos de un menor sin experiencia alguna-, ni deberíamos delegar nuestras responsabilidades educativas en la escuela o exclusivamente en la tecnología -control parental o antivirus, si llevamos el ejemplo de la bicicleta en los teléfonos móviles-, al igual que cuando ellos aprenden a andar en bicicleta, tampoco confiamos ciegamente sólo en la tecnología -frenos , casco, etcétera-.
Debemos educar a los hijos a circular de manera autónoma, lo que significa entrenarlos previamente en entornos controlados donde no se puedan hacer daño -la escuela, por ejemplo- para que cuando llegue el peligro lo detecten solos, puedan identificar los riesgos -como lo es que alguien les pide una fotografía suya por internet- y que así puedan reaccionar de manera autónoma, ya que como pasa con la bicicleta las madres y los padres no siempre estaremos a su lado para advertirles y ayudarles cuando naveguen solos por internet.
La escuela y la comunidad educativa son conjuntamente con los progenitores el lugar ideal donde entrenar a los menores digitales y seguramente también a alguno de nosotros, sobretodo los progenitores que nacimos en el mundo analógico.
El primer móvil ¿el cofre del tesoro o la caja de pandora?
El hecho que los progenitores seamos los principales proveedores de tecnología de nuestros hijos, hace que entregarles una potentísima máquina digital como es el primer móvil no sea en ningún caso un acto insignificante o trivial sin mayor trascendencia ni reflexión.
La existencia de una seria y previa reflexión familiar o su ausencia, marcará la diferencia entre que el menor acceda por primera vez al cofre del tesoro -con todas las cosas buenas del mundo- o por el contrario, a la caja de pandora -que contiene todos los males-.
Llegado el momento podemos distinguir tres momentos:
a.- La formación a los menores en competencias digitales. El primero momento es aquel en el que los progenitores como responsables de la educación digital de los hijos menores, los acompañamos en su proceso de alfabetización digital para que hagan un uso responsable y seguro de los dispositivos digitales, les ayudemos a detectar los riesgos y velemos para impedir que se materialicen.
Es una función inherente a la potestad parental que tiene una clara vocación de anticipación más que de resolución de conflictos y se basa en el diálogo y la corresponsabilidad familiar.
Esta estrategia de los progenitores significa atención, supervisión, acompañamiento y sobre todo formarles con la finalidad de que los menores adquieran competencias digitales -como digcomp 2.2-, lo que supone identificar los riesgos, sortear los posibles daños y conseguir el máximo potencial de las oportunidades.
b.- El contrato digital parental. El pacto digital familiar es aquel conjunto de normas de uso responsable y seguro del entorno digital que a través de un contrato, establece el marco de las obligaciones tanto de los progenitores como de los menores.
Estos contratos permiten fijar de forma precisa las reglas que deben respetar los menores y los padres evitando la ambigüedad de las normas verbales, contrato que se va modificando según la edad y la madurez de los hijos, siendo una oportunidad para explicar los riesgos del entorno digital y para escuchar al menor.
Son clausulas típicas la supervisión de los dispositivos, las obligaciones de los menores y de los progenitores, la lista de los dispositivos, su uso y titularidad, los horarios y los lugares de uso, los riesgos, qué pasa si hay cosas que no nos gustan o si nos metemos en un lío, el mal uso o las reparaciones de los dispositivos, etc.
c.- La entrega del móvil. Como vemos la entrega del dispositivo móvil se hace al final del proceso y no al inicio, una vez que el menor acredita que tiene las competencias digitales suficientes para usarlo con responsabilidad y conociendo los riesgos y después que ha consensuado con sus progenitores el contrato digital parental.
Terminamos con la misma pregunta: el primero móvil ¿el cofre del tesoro o la caja de pandora?.
Tom Sawyer, Bernarda Alba y el estilo de mediación parental.
La mediación parental es aquel conjunto de estrategias tuitivas de educación digital que aplicamos los progenitores para la adecuada gestión de los riesgos a los que se enfrentan nuestros hijos en el entorno digital.
Por ello es interesante conocer si todos los estilos de mediación son igual de eficaces en esa función protectora o bien existe alguna relación entre un determinado estilo de mediación parental y el mayor desarrollo de habilidades digitales y con ello, con la reducción de los riesgos de los menores en el entorno digital.
Para ello usaremos dos ejemplos extraídos de la literatura universal, el primero Tom Sawyer de Mark Twain y el segundo la casa de Bernarda Alba de Federico García Lorca.
Tom Sawyer es el resultado de un modelo de mediación parental permisivo, basado en la libertad del adolescente huérfano que aprende sin ningún control y por sí mismo a través de sus numerosas aventuras, mientras que Bernarda Alba es el ejemplo opuesto, la del progenitor que impone un modelo de mediación parental basado en el control férreo y en el aislamiento de los hijos, aplicando normas prohibitivas cuya infracción se castiga de forma severa.
Los expertos y cualquier progenitor con dos dedos de frente estaremos de acuerdo en que ni Tom Sawyer ni Bernarda Alba son los mejores ejemplos a tener en cuenta en lo que se refiere a los estilos de mediación parental, el primero por negligente y el segundo por autoritario y por ello los especialistas se decantan por el modelo conocido como de mediación activa.
La mediación activa se caracteriza por potenciar la función de guía de los progenitores hacia sus hijos menores, basada en una relación afectiva en su acompañamiento en el aprendizaje del uso seguro de la tecnología en el entorno digital, en la escucha activa y en la comunicación abierta sobre la base del respeto mutuo para crear así un hábitat de confianza familiar donde los menores y los mayores puedan compartir y resolver sus dudas de forma colaborativa y positiva, en conclusión se centra en la implicación de los progenitores.
La mediación activa se acompaña de otros instrumentos como son la supervisión tecnológica de la actividad de los menores en el entorno digital y también en su educación para que sean competentes digitalmente.
Ahora bien la mediación activa debe incluir de forma necesaria un apartado dirigido a entrenar a los menores para que sean capaces de detectar los riesgos por ellos mismos, no solo para preservar su seguridad y privacidad para evitar así que ellos sufran daños, sino para impedir que a su vez puedan causarlos a otros.
Y es tanta la relevancia de esa visión basada en los riesgos, que el legislador ha recogido el guante y la ha incluido expresamente en la Ley 1/1996, de 15 de enero, de Protección Jurídica del Menor en su artículo 5.1 -derecho a la información-.
Esta norma señala que debe prestarse especial atención a la alfabetización digital y mediática de los menores de forma adaptada a cada etapa evolutiva, de tal manera que les permita actuar en línea con seguridad y responsabilidad para identificar situaciones de riesgo derivadas de la utilización de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, así como darles las herramientas y estrategias para afrontar dichos riesgos y protegerse de ellos.
En conclusión esta es una de las claves que deben orientar la función de los progenitores en su mediación activa de los hijos menores y que es ayudarles a identificar situaciones de riesgo por ellos mismos y además, enseñarles las estrategias para que los riesgos no se conviertan en daños, además de promover como no la lectura de las mejores obras.
Los huérfanos digitales y el libro de la selva.
Rudyard Kipling fue un escritor británico que en 1894 escribió un cuento titulado el libro de la selva donde su protagonista, un niño de dos años llamado Mowgli y que es abandonado por sus progenitores en la selva, es criado por los lobos y gracias a los otros animales que se hacen cargo del menor como el oso baloo y la pantera Bagheera, aprende la ley de la selva y puede sobrevivir como si fuera un animal más.
La historia de Mowgli nos sirve para hablar de los huérfanos digitales y que son todos los menores que han nacido y vivido rodeados de tecnología, pero que al mismo tiempo carecen de una guía o un camino que les indique cómo deben actuar de manera segura y responsable en internet ya que sus progenitores, madres y padres, les hemos dado total acceso a dispositivos como los teléfonos móviles pero sin establecer prohibiciones concretas, controles tecnológicos o pautas básicas de ciberseguridad.
Ésta es la razón por la que estos menores, a pesar de tener progenitores que cuidan de su salud, educación y alimentación se conocen como huérfanos digitales, concepto que según el diccionario es aquella persona que ha quedado sin amparo, es decir sin resguardo o protección y, por tanto, sin las mínimas competencias necesarias para su bienestar personal y desarrollo social, lo que limita las oportunidades de los menores a participar de forma activa en la sociedad digital y les condena a no tener las mismas oportunidades que el resto, en una palabra les hace más vulnerables.
La razón principal de esta incongruencia es que los progenitores, que somos los principales proveedores de tecnología de nuestros hijos, les entregamos sin demasiada reflexión todo tipo de móviles, tabletas y otros artefactos conectados a internet, pero olvidando proveerlos previamente de las habilidades necesarias para que les hagan ir de forma segura y responsable, deficiencia en su educación digital que contradice el principio básico informador de cualquier decisión donde existe un menor involucrado y que es, actuar siempre en defensa de su interés superior.
Los progenitores tenemos ahora una tarea educativa suplementaria a las habituales y que es preparar a nuestros hijos para el mundo digital, lo que significa proporcionarles las competencias digitales que necesitan para convertirse en ciudadanos sanos y responsables en el entorno digital, función educativa que ya podremos aprender y practicar gracias a lo que se conoce como marco de competencias digitales por la ciudadanía -digcomp 2.2- creado por la Unión Europea en 2010.
La competencia digital se ha definido como el uso seguro, crítico y responsable de las tecnologías digitales para el aprendizaje, el trabajo y la participación en la sociedad así como la interacción con las mismas. Incluye la búsqueda y gestión de información y datos, la comunicación y la colaboración, la creación de contenidos digitales incluida la programación, la seguridad, incluido el bienestar digital y las competencias relacionadas con la ciberseguridad y la resolución de problemas.
Quedaos con el nombre del marco de competencias digitales digcomp 2.2 porque oiremos hablar de ello y mucho, ya que ha venido a dar respuesta a esta deficiencia en el aprendizaje por parte de los ciudadanos de las necesarias competencias digitales y también nos dará a los progenitores los conocimientos, habilidades y actitudes imprescindibles para el aprendizaje de estrategias y valores para hacer un uso responsable, seguro y adecuado de internet por nosotros y por extensión también para nuestros hijos menores.
Los cantos de sirenas en la odisea y el control del móvil a los menores.
La Odisea narra las peripecias de Odiseo en su viaje de vuelta a Ítaca después de la guerra de Troya, aventuras que el protagonista supera gracias a una mezcla de ingenio y prudencia y con ayuda de dos Diosas.
En el canto XII la diosa Circe avisa a Odiseo del peligro que suponen las sirenas que viven en el mar, ya que tienen el don de atraer hacia ellas a los marineros con su seductora música para después perecer en sus manos.
Este poema épico nos sirve como excusa para poner de relieve la Odisea -que la RAE define como sucesión de peripecias, por lo general desagradables, que le ocurren a alguien-, que algunos progenitores sufren a la hora de gestionar el uso de los dispositivos digitales en el entorno familiar, lo que les obliga a diseñar una estrategia de mediación parental para ir adaptándola a la madurez y a la edad del menor.
Pues bien las seductoras sirenas serían hoy el entorno digital y todos sus dispositivos digitales que habitan y gobiernan ese enorme mar que es internet y que atraen con su voz celestial, a cualquier navegante despistado al que seducen para llevarlo directamente a la perdición y por el contrario los navegantes marinos en su versión digital son Odiseo, el rey de Ítaca que viaja hacia su estimada patria junto a sus compañeros marineros.
Así cuando los protagonistas de la Odisea están cerca de la isla de las sirenas, Odiseo ejecuta el plan de protección diseñado por Circe para evitar caer en las garras de ellas y así ordena a los marineros que se tapen los oídos con cera para evitar escuchar sus cantos, mientras que el propio Odiseo pide ser atado al mástil del barco para poder oír los irresistibles cánticos, con la orden eso sí que bajo ningún concepto lo desaten para no caer en sus terribles manos.
Y es cuando navegan por delante de la isla que Ulises escucha los canticos de las sirenas, momento en que pide a sus compañeros que lo desaten para sucumbir a sus fascinantes encantos, instrucción que desoyen lo que a la postre lleva a los marineros y al propio Odiseo a salir indemnes y a que puedan continuar el viaje.
Este poema épico del siglo VIII a.c nos puede dar algunas pistas sobre cómo afrontar los desafíos del uso de los dispositivos digitales en el entorno familiar, teniendo presente que Odiseo deambuló 10 años por el mar mediterráneo pasando por todo tipo de penalidades y sufrimientos hasta regresar a Ítaca y así reencontrarse con su mujer Penélope y con su hijo Telémaco, lo que consiguió gracias a su estrategia y astucia pero sobre todo a la ayuda de Palas Atenea que es la diosa de la guerra pero también de la sabiduría y de la diosa Circe, una bruja experta en pociones mágicas, figuras mitológicas a las que podemos pedir consejo como progenitores para ir diseñando nuestra propia estrategia de mediación parental, si claro está no tenemos mejor alternativa.
La inteligencia artificial y Frankenstein
Mary Shelley publicó el año 1818 la que se considera como la primera novela de ciencia ficción y que tituló Frankenstein, en que explica cómo un estudiante de medicina une un conjunto de materia inorgánica humana y consigue crear un monstruo de aspecto humano que toma vida propia, de tal manera que cuando su creador es consciente del resultado de su horrorosa invención, abandona el monstruo a su suerte perdiendo totalmente el control de la fiera, que comete varias atrocidades.
Las reflexiones de la novela escrita durante la segunda revolución industrial son aplicables ahora en la cuarta revolución industrial, en plena explosión de la inteligencia artificial, palabra mágica que atrae todas las miradas y que parece destinada a cambiar el mundo tal como lo conocemos.
Recuperamos pues a Frankenstein para reflexionar sobre los robots con inteligencia artificial y sus enormes riesgos, aprovechando que el mensaje de la novela es que los científicos tienen que asumir siempre la responsabilidad de sus obras y no abandonarlas a su suerte.
Ahora que la humanidad rivaliza con el poder divino y pronto creará robots inteligentes que desdibujarán los límites de lo que conocemos como vida humana, es más necesario que nunca hablar de quién y cómo responderemos a las consecuencias no deseadas de los robots inteligentes.
Los inventos lanzados sin un proceso previo de reflexión han puesto a menudo en peligro a la humanidad y lo que es peor, han socializado sus efectos desastrosos que acabamos asumiendo todos, mientras que unas cuántas organizaciones han sido lo bastante hábiles para privatizar y hacer suyos los beneficios económicos de los inventos, ello sin ningún debate previo y serio con la ciudadanía y aprovechando la dinámica de los hechos consumados.
Por lo tanto, la creación por el hombre de seres artificiales que adquirirán un tipo específico de vida inteligente requiere una profunda y previa reflexión, como de hecho ya han pedido más de 1.000 personalidades del mundo tecnológico que subscribieron una carta el mes de marzo del 2023 solicitante una moratoria de la inteligencia artificial a raíz del éxito que ha supuesto el famoso ChatGPT, o como mucho antes ya había expuesto el científico británico Stephen Hawking, que dijo directamente que la inteligencia artificial puede acabar con la raza humana.
Parece que hay motivos más que razonables para abrir un debate ciudadano, ahora que todavía estamos a tiempo y no esperar a cuando sea demasiado tarde, como nos pasa a menudo a los humanos que actuemos a posteriori y cuando ya vemos las orejas al lobo.
No podemos olvidar que los humanos somos profundamente vulnerables y, por lo tanto, hay que reflexionar seriamente sobre si todo aquello que técnicamente podemos hacer siempre se tiene que acabar haciendo, o dicho de otro modo, si todas las fronteras se tienen que cruzar por el simple hecho que existan.
La responsabilidad sobre los actos de nuestras creaciones, el principio de beneficencia que quiere decir hacer el bien y no causar daños o tomar como ejemplo lo que hacen otras industrias de riesgo antes de lanzar sus creaciones al mercado –como la farmacéutica o la aeronáutica–, son algunas de las propuestas que los expertos ponen encima de la mesa para afrontar este enorme reto de la inteligencia artificial robotizada.
La respuesta a los desafíos de la inteligencia y la robótica tienen que venir de la ética, pero sobre todo de la política, que tiene que escuchar la voz de la ciudadanía y por ello la solución tiene que estar basada también en principios éticos como la prudencia, la autolimitación, la responsabilidad y la rendición de cuentas.
El cyberbullying es violencia
El cyberbullying es violencia
Entre los objetivos de desarrollo sostenible para 2030 está el de poner fin a todas las formas de violencia contra los menores y, por tanto, debemos decidir como sociedad cómo detenemos un fenómeno de violencia entre los jóvenes como es el ciberacoso, también conocido como acoso online o cyberbullying.
El cyberbullying es un importante desafío político y también un grave problema social y de salud, puesto que pone en riesgo el bienestar de los menores y por eso hay que afrontarlo involucrando de forma plural a toda la sociedad, teniendo muy claro que la violencia siempre es inaceptable y que las víctimas nunca son responsables.
Al parecer no existe una definición consensuada entre los especialistas que investigan el cyberbullying, pero bajo este anglicismo podemos identificar un conjunto de conductas individuales o grupales consistentes en agredir, humillar o avergonzar a una o varias personas de forma verbal o psicológica, de forma reiterada y sostenida en el tiempo y contra la voluntad de la víctima.
El cyberbullying no es, por tanto, una simple broma sin mayor importancia.
El agresor utiliza el correo electrónico, el móvil, los videojuegos o las redes sociales para dañar a la víctima, publicando información falsa de ella o datos personales reales, compartiendo sin permiso fotografías o vídeos privados, realizando comentarios públicos despectivos, humillantes o de odio, o suplantando su identidad digital, aprovechando la amplia audiencia que le da el entorno digital para su divulgación universal.
Una falsa sensación de impunidad hace que el agresor no tenga miedo de ser atrapado y el hecho de que la tecnología le permite atacar a la víctima sin estar presente físicamente, hace que pueda ejercer esta grave modalidad de violencia psicológica contra una persona con la que tiene una clara relación de desigualdad de poder.
La víctima no siempre sabe quién está detrás ya que a menudo no puede defenderse de forma fácil, pues a veces no puede desconectar o escaparse como lo haría en la calle, lo que la convierte en una persona muy vulnerable.
Así pues, el agresor practica el cyberbullying en cualquier lugar y momento del día o de la noche, lo que lo hace omnipresente en la vida de la víctima que no tiene fácil escapatoria sin ayuda.
La permanencia en Internet de lo publicado, la velocidad de difusión –compartir, reenviar–, y las dificultades para borrar los contenidos hacen que las consecuencias para la víctima sean graves. La huella que deja el cyberbullying en Internet difícilmente se borra.
De hecho, el cyberbullying es un problema grave de salud pública debido a su intenso y dañino impacto sobre las víctimas y asi los especialistas en sus investigaciones ya han acreditado que existe una relación causal entre el ciberacoso y diversos efectos graves para la salud física y psicológica de las víctimas.
Esta nueva modalidad de violencia psicológica contra los menores tiene varios actores como son el agresor, la víctima y los observadores o testigos y, por tanto, una de las claves para erradicarlo es analizar cuál es la posición que toman los testigos frente al cyberbullying.
Así, desde menores que animan o ayudan al agresor en su estrategia macabra, a otros que se ríen de la víctima, a aquellos que simplemente observan el hecho de forma pasiva sin implicarse, o finalmente a los que siempre ayudan a la persona necesitada aunque ésta no pida asistencia o no sepa cómo hacerlo.
Por tanto, es importantísimo conseguir que los testigos nunca apoyen al agresor cuando hay un comportamiento violento como el cyberbullying y que se posicionen siempre junto a la víctima y así, además de ayudarla, es necesario que comuniquen a los hechos rápidamente a quienes tengan competencias para investigarlos y sancionarlos.
No podemos dejar de lado el hecho de que los menores esperan de nosotros, los adultos, que tengamos una respuesta rápida y activa frente al cyberbullying, ya que somos nosotros los que les hemos educado bajo el mantra de la tolerancia cero frente a la violencia y, por tanto, en un caso de cyberbullying, los adultos no podemos minimizar la violencia, justificarla o simplemente mirar hacia otro lado.
En ningún caso podemos perder la confianza de los menores en nosotros.
Es necesario, por tanto, que nos posicionemos como sociedad de forma activa y coordinada para proteger a los menores y atacar el ciberacoso con una estrategia preventiva y global y en el marco de un programa pensado y basado en evidencias científicas y no en ocurrencias extravagantes, pero partiendo siempre del hecho incuestionable de que la violencia siempre es inaceptable y que las víctimas nunca son responsables, nunca
Publicación en Instagram de una foto de 4 menores desnudos captada en un vestuario por un compañero de 13 años al finalizar un partido de futbol.
La madre de un menor denuncia ante la AEPD y la Guardia Civil que otro menor, jugador de un equipo infantil de futbol, tomó con su móvil una fotografía en la que aparecen las imágenes de cuatro menores, todos ellos también jugadores en el mismo equipo de fútbol, de perfil y desnudos.
El padre del autor de la foto dice que su hijo tomó una única fotografía con la imagen de los 4 menores y la misma fue enviada, a través del perfil de Instagram.
El art. 7.2 de la LOPDGDD señala que el tratamiento de los datos de los menores de catorce años, fundado en el consentimiento, solo será lícito si consta el del titular de la patria potestad o tutela, con el alcance que determinen los titulares de la patria potestad o tutela y en este caso no consta que la captación de la imagen contase con el consentimiento del reclamante, quien debiera haberlo prestado al tratarse su hijo de un menor de catorce años.
Sí consta, por el contrario, la afirmación de la madre del menor de 12 años de edad, cuya imagen fue captada que, preguntado a este sobre su consentimiento a ser fotografiado, denegó que lo hubiese prestado.
El artículo 84 de la LOPDGDD -protección de los menores en Internet- considera que los menores de edad deben hacer un uso equilibrado y responsable de los dispositivos digitales y de los servicios de la sociedad de la información a fin de garantizar el adecuado desarrollo de su personalidad y preservar su dignidad y sus derechos fundamentales.
La AEPD concluye que nos encontramos ante un marco jurídico que, con carácter general, prevé que todo tratamiento de datos personales requiere contar con una base legitimadora para ser considerado lícito y, por otro lado, establece mecanismos de garantía reforzada cuando el tratamiento de datos personales se refiera y/o afecte a menores de edad.
Se considera que la parte denunciada, con la captación de la imagen en la que se identifica al hijo del reclamante, de 12 años sin el consentimiento de sus progenitores, y su posterior distribución a través de su perfil de Instagram, ha realizado un tratamiento de datos personales, del que es responsable y para el que no cuenta con base de legitimación.
El expediente finaliza con un apercibimiento y por ello sin sanción económica.
El enlace: https://www.aepd.es/documento/pa-00018-2024.pdf