La metatesiofobia es el miedo al cambio.

Este concepto hay que relacionarlo con el acrónimo vuca, creado por la Escuela de Guerra del Ejército de EE.UU. para ayudar a los estudiantes de la academia militar a afrontar los nuevos desafíos geoestratégicos.

Vuca significa volatility (volatilidad), uncertainty (incertidumbre), complexity (complejidad) y ambiguity (ambiguedad).

No decimos nada nuevo si afirmamos que las reglas de juego han cambiado, que la lógica de los acontecimientos en el mundo de la empresa ya no es lineal y que el cambio encuentra siempre elementos paralizantes como son la falta de visión estratégica de algunos Ceo y la resistencia de los empleados.

La razón es que el cambio preocupa, pues cualquier transformación en las organizaciones se observa como una amenaza, ya que como humanos creemos que no seremos capaces de adaptarnos y mucho más si abrimos los ojos a las tecnologías disruptivas que amenazan muchos puestos de trabajo actuales.

Pero lo cierto es que la transformación digital es eso, un proceso meditado y gestionado pero no una revolución.

Pese a ello ¿por qué algunas organizaciones eligen no transformarse digitalmente si intuyen que la parálisis las llevará a resultados fatídicos?.

Veamos el caso de kodak, ejemplo paradigmático de falta de visión estratégica y de miedo al cambio.

Kodak inventó la primera cámara digital en 1975, pero no la quiso comercializar y decidió guardarla en un cajón para evitar que afectara a su exitoso modelo de negocio en ese momento, vender carretes y revelar fotos.

El resultado de esta decisión antiestratégica es que en el año 2012 kodak se declaró en quiebra.

Son muchas las organizaciones para las que todos los clientes como iguales, a los que no escuchan ni los ponen en el centro de sus decisiones, las mismas que consideran que la competencia es el enemigo a batir y que aunque se puedan crear oportunidades con ella, no quieren oír ni hablar de coopetir -que podemos definir como la estrategia para colaborar con la competencia- siendo su mantra algo así como que a la competencia ni agua, pese a que es conocido que algunos rivales eternos dentro del mundo de los teléfonos móviles -Apple y Samsung-, colaboran intensamente desde el momento en que la empresa japonesa está vendiendo pantallas para los móviles de la empresa norteamericana.

Estas organizaciones metatesiofobias se caracterizan por no utilizar los datos ni el conocimiento generado por ellas para convertirlos en un activo estratégico, en su nueva materia prima, pues por el contrario confían más en la intuición subjetiva del ceo, en su clarividencia proverbial que no en las evidencias objetivas resultado del análisis de los datos y los modelos predictivos, organizaciones que además penalizan el fracaso y que nunca llevan al mercado ideas nuevas, sino que se limitan a exprimir su invariable e inmutable modelo de negocio, por lo que ante el conocido dilema del emprendedor – explotar o explorar- gastan toda su energía en explotar y explotar.

Jack Welch director general de General Electric, dijo una vez que cuando el ritmo de cambio dentro de la empresa se ve superado por el ritmo de cambios afuera, el final está cerca.

Ahora es el momento de perder el miedo a la transformación -que no revolución- digital y para ello la primera clave es comunicar y comunicar, poder discutir sobre el proceso de cambio creando un espacio para las dudas de los empleados, escuchar a los más escépticos y darles respuestas.

También es importante que este proceso de cambio se lidere desde arriba y desde dentro de la organización, por aquello que el cambio es una puerta que se abre desde dentro.

Hacerlo en compañía, iniciando el camino con alguien con experiencia y visión estratégica, nos ayudará a mirar más allá del día a día y nos alejará de aquellos que asocian transformación digital únicamente con vender y vender tecnología.

El consejero que nos acompañe habrá definido con nosotros una estrategia, una ruta para el viaje sin improvisar, tutor que pilotará el despegue, el viaje y el aterrizaje y que se centrará en conseguir pequeños objetivos, más que grandes revoluciones.

Y sabremos que vamos bien cuando nos hable de situar al cliente en el centro de todas las decisiones de la organización, evolucionado de modelos anticuados donde la única función del cliente era comprar y pagar, a otros esquemas donde escucharemos al cliente a través de un modelo de plataforma, aprovechando así el interesante efecto red.

Ignorar que estamos inmersos en la cuarta revolución industrial y no querer transformarnos digitalmente, significa que ese miedo a lo desconocido nos paraliza y nos convierte en una organización cada vez más ineficiente, si como sucedió con kodak no tomamos decisiones estratégicas a tiempo para explorar otros modelos de negocio de la mano de la transformación -que no revolución- digital.